domingo, 13 de julio de 2008

Una educación de calidad para todos y entre todos

La educación en España ha conocido en las últimas décadas un proceso de cambio y modernización sin precedentes, como ponen de manifiesto los estudios e indicadores nacionales e internacionales. Los logros del sistema educativo español son evidentes, pero ello no debe ser un obstáculo para reconocer los problemas todavía existentes, anticipar los venideros y, sobre todo, afrontar los retos y desafíos de la sociedad hacia la que avanzamos.
Entre los principales objetivos que se han planteado los sistemas educativos europeos se encuentran la mejora de la calidad y la eficacia de los sistemas de educación y formación, la construcción de entornos de aprendizaje abiertos y la promoción de la ciudadanía activa. Nuestra educación se ha incorporado decididamente a este proyecto, pero el éxito en la tarea requiere un esfuerzo constante, acierto en la adopción de las medidas pertinentes y en el reconocimiento de la necesidad de realizar ajustes conforme cambia el entorno.
Para alcanzar una ciudadanía social y económicamente activa es imprescindible una educación en permanente mejora, que ofrezca a los jóvenes más y mejor formación. Debemos procurar que todos los estudiantes obtengan los mejores resultados de que son capaces.
Tenemos que continuar aproximando las tasas de titulación en todos los niveles educativos a las que se alcanzan en los países mejor situados de nuestro entorno y a las que la Unión Europea se propone como objetivo para los próximos años. El esfuerzo debe ser particularmente intenso en la enseñanza básica y en la educación secundaria postobligatoria. Pero no sólo debemos ofrecer más formación para todos, ha de ser también de mayor calidad, para que permita a nuestros jóvenes incorporarse del modo más satisfactorio posible al mundo laboral y a una sociedad cambiante y fuertemente interrelacionada con otras culturas.
Estos importantes retos exigen la implicación y la colaboración de toda la sociedad. Por esta razón, proponemos este debate al que le hemos dado un título que responde a nuestra convicción y a nuestra voluntad: deseamos la mejor educación posible para todos los jóvenes y estamos convencidos de que sólo se puede lograr con elesfuerzo continuado de todos. Desde luego, son fundamentales en este concierto las Administraciones educativas, los agentes sociales, los centros, los profesores, los alumnos y sus familias. Pero lo que está en juego es tan valioso que requiere la implicación de toda la sociedad. Creo firmemente que es necesario un compromiso social para impulsar un sistema educativo que se asiente en bases sólidas y permita ganar el futuro.
Debido a la importancia del reto y a la necesidad de acertar con la respuesta adecuada, es preciso contar con una reflexión serena y amplia de la comunidad educativa y del conjunto de la sociedad, reflexión a la que invitamos a participar con la presentación de este documento. El texto que se ha elaborado aspira a propiciar un debate abierto, sincero y con vocación de futuro. Animamos a todos a debatir sobre las propuestas que se presentan y sobre todas aquellas que se nos haga llegar tanto por escrito como a través de los encuentros que deseamos mantener y de los foros de discusión que abrimos en Internet. Estamos muy interesados en conocer todos los puntos de vista para poder enriquecer nuestra propuesta final con las aportaciones recibidas.
Quiero invitar especialmente a este diálogo abierto a todos los centros educativos, a los profesores, a los alumnos y a sus familias, como protagonistas directos de la educación. No duden en hacernos llegar sus dificultades, sus planteamientos y sus propuestas. Espero así que se sumen al que sin duda será un diálogo intenso y fructífero con las Administraciones educativas, los representantes sociales, las Instituciones y los especialistas.
La consecuencia más directa del debate será la elaboración de la Ley a la que se ha comprometido el Gobierno y que requiere la aportación de todos. Somos conscientes de las contribuciones de las leyes educativas hasta hoy aprobadas, aportaciones de las que ni se puede ni se debe prescindir. Por ello, pretendemos elaborar un proyecto de Ley que mantenga todo lo que estando en vigor ha supuesto un avance notable para nuestro sistema educativo y que reforme aquello que consideramos necesario cambiar para poder avanzar hacia la educación de calidad para todos los ciudadanos que demanda nuestra sociedad.
El debate que ahora iniciamos también debe aspirar a influir en el conjunto de la política educativa. Podemos plantearnos en los próximos meses si conviene experimentar con programas de mejora que partan de experiencias recientes de algunos territorios (Comunidades Autónomas, Municipios o Distritos) o de países de nuestro entorno. Si existen iniciativas con buenos resultados que no hemos puesto en práctica, probablemente sea ahora el momento de plantearlas.
Si se alcanza un amplio acuerdo social, por el que trabajaremos sin descanso, los responsables educativos podrán aportar sus criterios y sus principios, una vez garantizada una base común estable que cuente con el mayor apoyo social posible. Este es el objetivo principal del debate que ahora iniciamos, y del proyecto de Ley que llevaremos al Parlamento. Sólo se puede lograr una educación de calidad para todos los jóvenes españoles si el conjunto de la sociedad participa en la definición del sistema educativo y lo apoya en su desarrollo.
María Jesús San Segundo Gómez de Cadiñanos Ministra de Educación y Ciencia.
www.mec.es

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